Viernes 4 de Marzo de 2011, 10:30 de la mañana, Asturias. El café está frío y la taza deja surco en el periódico, suena el teléfono, contestas, escuchas, hablas y cuelgas. Son las 10:45 de la mañana, tu vida ya no se parece en nada a la de hace unos minutos. Te marchas a vivir a Ceuta...
Enciendes un cigarro, das vueltas sin rumbo, miras los contacos del teléfono y dudas a quien llamar primero. Notas el corazón palpitar inquieto, haces memoria y te das cuenta de que no conoces a nadie en esas latitudes. Ríes nervioso, estas contento, demasiado tiempo sin trabajar.
Buscas el cenicero para apagar el cigarro, te das cuenta de que tienes otro encendido allí colocado. Quedas con los amigos, hay que celebrarlo y lo haces...sin mesura. Llegas a casa casi amaneciendo, te acuestas en la cama y miras al techo mientras analizas pros y contras. Ganan los pros, te duermes.
Sacas las maletas y preparas su contenido, buscas la manera de llegar y compras billetes, te estresan, te estresas. Concretas los últimos cafés con la gente que quieres ver antes de partir, te das cuenta de quien quería verte realmente. No duermes en días, sabes que tras esa alegría hay algo extraño, en algún momento aflorará...supongo.
Continuará...
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