miércoles, 11 de marzo de 2009
CUANDO MIA WALLACE CUMPLIÓ 18
Cuando Mia Wallace regresó a casa esa madrugada ya conocía el estado de ánimo que el día incipiente le traería consigo, aunque en ese momento no importaba: "Carpe diem", gritaban sus labios mientras sus ojos entreabiertos sugerían otro pensamiento. La tan esperada noche había dejado el agridulce sabor de los planes truncados en su boca.
Al día siguiente, los gallos estaban afónicos de cantar cuando ella se despertó, dándose de bruces con la brutalidad de la rutina. Los buenos días se transformaron en un somero "¡menudo horario, madura de una vez!" destinado a resonar al menos hasta la semana siguiente en su cabeza, mientras ella llenaba una maleta de ropa en los huecos que la rabia y la incertidumbre dejaban libres.
Tras las despedidas, se atisbaba en el horizonte una tarde de viaje tanto físico como espiritual a través de sus miedos. Pocas fechas atrás el obligado cambio de vida que sufre el mochuelo que deja el nido había rasgado la perenne sonrisa que alumbraba su cara.
Las personas que se han visto obligadas a dejar el hogar familiar demasiado pronto conocen de sobra la sensación de ser extranjero en tierra de nadie y anhelan más que nada esos fugaces momentos de vuelta a casa, aunque como decía algún poeta, al lugar donde as sido feliz no debieras tratar de volver, o al menos no esperando la misma sensación, ya que esto sólo puede acarrear decepciones.
Al llegar a su destino, mientras Mia reorganizaba sus cosas cayó en la cuenta de que el lugar que más nos gusta no siempre es donde más a gusto estamos, sino el que nos evoca un recuerdo mejor. Sus mejillas se mojaron al creerse habitante de ningún sitio, un polizón en la vida de todo el mundo.
Al mismo tiempo pero en lugares distintos, Vincent Vega y Edward Bloom charlaban preocupados por el estado de ánimo de Mia y la mejor manera de animarla, mientras James y William preparaban café para cuatro:
-"Es la edad, ya se le pasará" argumentó Vincent mientras sostenía entre sus dedos un cigarrillo Red Apple agonizante, a lo que Edward replicó:
-"Tonterías, yo tengo 86 años y aún me aterroriza el futuro, pero si yo no hago nada por superar mis temores, ¿quién diablos puede hacerlo?. Si el camino se presenta oscuro, pues tendré que hacer antorchas aunque el fuego me dé pánico".
-"¿Y si lo que ocurre es que Mia no encuentra de su agrado ninguno de los caminos que se muestran ante sí?" sentenció con voz grave James. "¿Y si no quiere que nadie la maneje como una marioneta?" completó.
William, sin dejar de observar la cafetera y con la timidez de creerse menos cualificado que sus contertulios para opinar del asunto dada su corta edad dijo con voz temblorosa: -"Yo creo que lo que le pasa a Mia sólo lo sabe ella, o tal vez ni ella misma lo sepa, pero lo único que podemos hacer es darle a entender que si no tiene fuerzas para sujetar la antorcha, nosotros la sujetaremos si hace falta, y después que ella misma escoja andar un camino o quedarse en el cruce que decida, pero así al menos podrá ver las opciones que se abren ante sus pies para poder elegir una de ellas o ninguna".
Tras unos segundos de silencio y ya ante las cuatro tazas de café Edward decidió por los cuatro al decir: -"De acuerdo, nosotros llevaremos las antorchas, pero en el momento que cualquiera de vosotros ose si quiera señalar un camino aunque sea de buena voluntad, yo mismo las apagaré todas, ya que si su decisión es elegir por si misma, nadie tiene derecho a enmendar sus propios errores en la vida de Mia"
-"¿Pero y si Mia no quiere antorchas?" replicó William, -"¿Y si no sabe lo que quiere?, está en su derecho. Sinceramente creo que lo único que podemos hacer es darle todo el tiempo que estime oportuno para tomar sus decisiones, es lo justo".
Tras deliberar sobre cómo darle a entender a Mia que tenía todo el apoyo de sus amigos, decidieron decirle simplemente que si ellos podían hacer algo para ayudarla a pasar este bache sólo tenía que decirlo.
Días más tarde los cuatro amigos recibieron una nota de Mia que decía lo siguiente:
TO BE CONTINUED...
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2 comentarios:
Joder astu, cuando te pones metaforiko y metafisiko no hay kien te entienda, pero mola
Huguete, se te va más que de costumbre últimamente. As Pontes te está volviendo un loco peligroso, aunque un loco que sigue escribiendo como los ángeles. Bsts
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